martes, 13 de octubre de 2009

Un toque de fantasía kitsch


Según Abraham Moles en su obra 'El Kitsch, el arte de la felicidad', este estilo "no es un fenómeno denotativo, semánticamente explícito; es un fenómeno connotativo, intuitivo y sutil". Traduciendo : el kitsch no quiere anunciarte nada , sino que solito con su alma se muestra tal cual le sale ser : un bodrio para el buen gusto.
Las mesas de centro llenas de figuritas sin ninguna relación entre ellas, violetas sobre fondos dorados... Una amalgama de formas y colores difícilmente combinables y nada aconsejadas por el buen gusto. Antónimo de lo funcional y absolutamente autocomplaciente, el kitsch se presenta como un estilo democrático y más industrial que artesanal o folclórico.

Es frecuente encontrar en estas casas cientos de recordatorios de eventos familiares como comuniones, bodas y bautizos combinados con los adornos más vanguardistas. No hay nadie más kitsch que un ama de casa de clase media y, seguramente, son las mayores propulsoras e inventoras de esta forma de decoración. Pero, ¿de dónde nace este sentimiento y esta necesidad de guardar y utilizar estos recuerdos? En el caso de las amas de casa, este sentimiento parece surgir de la imperiosa necesidad de hacer presentes los recuerdos del pasado.

Los elementos ornamentales kitsch podemos encontrarlos en las tiendas de 'Todo a cien': elefantes lilas, flores fosforescentes, vírgenes y santos. Pero este fenómeno podemos encontrarlo también en galerías de arte en las que las obras expuestas, ya sean escultóricas o pictóricas, logran saciar las necesidades culturales de muchos.
Las líneas curvas llenas de objetos cumplen con el gran principio del kitsch: la ornamentación a ultranza. El colorido no entiende de la simplicidad, de colores negro y blanco, y prefiere los colores vivos y contradictorios. Los materiales empleados con más asiduidad para la decoración de estancias suelen ser imitaciones de otros más costosos: cerámica y plásticos que simulan mármol, zinc que pretende ser bronce... Tampoco está en la naturaleza del kitsch mantener el tamaño natural de lo representado, por el contrario existe una permanente tendencia a la distorsión de los objetos en función de la decoración, ya sea una pintura a la medida del muro, un teléfono con forma de manzana o un edificio con forma de teléfono.

Imaginemos una chimenea abarrotada de pequeñas figuritas de distintos estilos, materiales y procedencias. En este espacio las figuras se amontonan de manera incontrolada y exagerada: no se trata entonces sólo de una falta de conexión entre la temática y origen de la figuras, sino de una especie de invasión del espacio de cada una de las figuras. Eso es kistch.

El verdadero kitsch no es realmente intencional, sino que se da con el tiempo. El hecho de que esta corriente se haya puesto tan de moda ha provocado la obsesión de algunos fans de lo kitsch por conseguir crear ambientes que sigan sus directrices. El problema es que el amontonamiento de objetos no se busca, es el paso de los años lo que hace que esos recuerdos tengan que ser almacenados en algún rincón de la casa. Ése es el encanto de esta tendencia. Los objetos no carecen de atractivo individualmente, pero el conjunto siempre parece dañar las leyes de la continuidad y del buen gusto.


Una de las premisas de esta tendencia es la combinación de objetos decorativos de las procedencias más diversas. A menudo es posible encontrar el tema religioso reflejado con unas estampitas, santos, calendarios trinitarios, cristos combinados son algunas de las piezas más frecuentes del kitsch religioso. Pero este tipo de kitsch no es sólo propio de hogares, sino que también podemos encontrar manifestaciones kitsch religiosas en lugares como iglesias y cementerios: flores artificiales, fotos de porcelana, rejas blancas y retorcidas.

A todo esto le podemos añadir el gusto por elementos retro, tanto dibujos animados, manga, series de televisión de los setenta, iconos como el conejito de 'Playboy' y otros presentes en la cultura pop y el cine, tapicerías de imitación a leopardo… el minimalismo y la sencillez de formas son características opuestas a este estilo.

¿Quién es el verdadero culpable de la aparición del kitsch? La globalización, las fortunas hechas de manera rápida, el síndrome del comprador compulsivo... muchos son los causantes pero, sea cual sea el motivo de su nacimiento, el kitsch ha llegado a nuestras vidas para aportarnos un toque de exageración y fantasía"
Fuente : http://www.estiloyhogar.com/estilos/moderno/index.cfm?pagina=estilos_moderno_014_014

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