martes, 8 de septiembre de 2009

Imanes de heladera


Cuidado con el magnetismo
No sé si hay un objeto tan universalmente adoptado por todas las culturas, tan reiterado y de uso infaltable en todos los hogares como son los entrañables imanes de la heladera.
Hasta hace un tiempo yo creía que los objetos de uso más común de todos los tiempos eran el alfiler de gancho y los anzuelos ( o alfiler de gancho de pescados) , ya que comprobé en varios museos arqueológicos que desde 5.000 años tienen el mismo aspecto, lo que indica que su diseño es inmejorable, y que fueron objetos utilísimos para la civilización, la supervivencia y el desarrollo de la Humanidad.

Lo mismo parece acontecer de un tiempo a esta parte con esa maravilla de invención humana que son los archiconocidos imanes de heladera. Se hicieron populares hasta el punto de que resulta inconcebible poseer una heladera sin imanes. ¿Se la pueden imaginar? No, porque no existe. Hasta el último lugar más remoto del planeta, mientras haya un ser humano cerca, habrá un imán en la heladera con la forma de un ridículo cucuruchito de helado en miniatura, de una torre Eiffel o de publicidad de la heladería de la esquina, sosteniendo un papelito con el horario del dentista. .

Bien mirado, no está mal que un falso cono de chocolate te advierta cuando te toca la sesión de dolor. Otra demostración de como la vida se mofa de uno, como esos días en que por fin te reencontrás con un viejo amor para enterarte de que padece cáncer , o cuando por fin quedas embarazada y tu marido te deja por una gorda casada y mayor que vos...En fin , mejor volvamos a los temas profundos, como las heladeras .
Hay gente que se ufana de poseer colecciones de imanes que caen al piso cada vez que se cierra la heladera, como un gran Museo del Kitsch.
Pizzitas en miniatura, hamburguesas liliputienses, fetitos de canario al horno con papas barnizadas, ositos verde mufa , corazoncitos con puntillas , banderitas yanquis, falsos trocitos de queso, ignotas vírgenes pueblerinas, tucanes de yeso, souvenirs de ignotos sitios turísticos, recuerdo de la Fiesta del Ajo …¡cualquier cosa puede aparecer en este muestrario heladeril! Si observamos bien, en cualquier país del mundo todos tiene la misma afición de probar que los magnetos se adhieren al metal de la heladera.

Lo he visto en películas lituanas, francesas, rusas o coreanas…¡ todas las heladeras del mundo tienen imanes, y si no, no son heladeras!... Sólo en las películas de Woody Allen , en donde pretende recrear los pisos de gente de dinero y clase , aparecen esas aparatosas heladeras de acero plateado con brillo satinado que parecen un sarcófago del futuro, y que inspiran demasiado susto como para que nadie se atreva a pegarle imanes.

Pero todos los otros propietarios de heladeras creen que sin imanes, olvidarían todos sus compromisos. La factura del gas, el teléfono del médico y de los bomberos, la boleta de la tintorería, la invitación a la fiestita del jardín de infantes, la lista de lo que hace falta comprar, la dirección del fontanero, la receta de una tarta, un garabato que hizo el nene, los horarios de ese curso de yoga al que jamás podremos ir... Las heladeras se han convertido en nuestra agendas personales…pero de tamaño familiar...llenas de recuerditso sumanente kitschs.

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